Hace tres años y medio, una paciente que sufría fuertes crisis de ansiedad recibió su primer ajuste.
Su problema venía derivado de un fuerte estrés laboral, que repercutía en un nuevo estrés; el emocional.
Estas crisis no eran continuas, pero cuando se producían, la paciente lo sufría tanto que en ocasiones necesitó asistencia médica de urgencias.
Por estos motivos, visitó a su médico que le recetó unos ansiolíticos; de esta forma adormecía el problema, pero no lo resolvía. Y como su estrés laboral, junto con el emocional, seguían persistiendo, el tratamiento médico “ayudaba” a paliar las crisis y el estado de ansiedad.
Fruto del primer ajuste sufrió una reacción inesperada; los días consecutivos al mismo sentía que su cuerpo estaba descontrolado. Su pregunta fue; ¿ qué me han hecho? ¿ Porqué siento esta inestabilidad?
Y de nuevo aparecieron las crisis; su cuerpo se rebelaba. Y con cada ajuste que recibía, sentía que en lugar de mejorar perdía más el control y no se explicaba qué le sucedía. Empezó a sentir miedo y a rechazar la idea de que la Quiropráctica podía ayudarla, por el contrario lo que estaba recibiendo era empeorar su estado. Y al sentirse mal, se acrecentaba su angustia, y de nuevo volvía al circulo del estrés emocional con crisis de ansiedad.
Sin embargo no se rindió y decidió darse un margen, seguir recibiendo ajustes. Y al año empezó a notar un cambio. Tardó un año entero en escuchar su cuerpo, pues era la primera vez que noto que él mismo le pedía algo; ajustarse. Empezó a equilibrarse su sistema nervioso. Sus crisis dejaron de reproducirse, y evidentemente abandonó los ansiolíticos puesto que ya no eran necesarios; se sentía segura sin ellos. Y reparó en algo muy básico; desde el primer ajuste su propio cuerpo empezó a trabajar internamente de forma que a través de esas reacciones que la paciente sentía “perder el control”, simplemente su cuerpo empezaba a limpiarse, empezaba lentamente a soltar todo lo que llevaba dentro “dormido”, y de esa forma empezó a sentir una mejora interna y externa.
Comprender este trabajo interno, escuchar su cuerpo, dieron resultado mediante esa mejora que desde hacía tanto tiempo buscaba. Y cambió su conducta y su forma de pensar. Sintió que su cuerpo trabajaba en profundidad.
Hace un año sufrió un bloqueo; su espalda se endureció y el dolor era muy intenso. Insistió con los ajustes, pero no resolvía ese bloqueo ni el dolor desaparecía y al perdurar un tiempo más largo de lo esperado, decidió acudir al médico. Después de la resonancia magnética, el diagnóstico fueron 3 hernias discales. Como era de esperar el médico le recetó calmantes y antinflamatorios, además de aconsejar una operación.
La paciente, con 34 años, no se veía pasar por el quirófano, y mucho menos que dicha operación resolviera del todo sus dolencias. En ocasiones operarse puede ser la única alternativa pero ello no garantiza que se acabe el problema, por el contrario abusar de dichas operaciones conlleva más riesgos y los efectos secundarios suelen resultar peor que la propia dolencia inicial.
Decidió esperar; siempre quedará la posibilidad de operarse, pensó. Y decidió seguir escuchando su cuerpo. Decidió seguir con los ajustes. Además buscó otras alternativas que, lejos de pasar por algo tan drástico como el quirófano, podían aportarle mayor beneficio; buscó un ejercicio que la ayudara a sentirse mejor y la relajara. Combinar un poco de Pilates y ajustes se convirtieron en su mejor “operación”.
Actualmente se siente mucho mejor, apenas siente sus hernias y no necesita ningún tipo de medicación. Ha ganado sustancialmente una calidad de vida que ninguna operación quirúrgica le podría haber aportado.
“ Aprender a escuchar tu propio cuerpo, pensar de forma positiva, mantener unas costumbres y hábitos saludables, recibir mis ajustes siguiendo la pauta del quiropráctico han sumado calidad de vida. Ahora tengo salud. Y esta es la única “receta” que sigo, y aconsejo a todos aquellos que la sigan cuando reciban como única respuesta a sus dolencias que tomen medicación o se sometan a una operación que, tal vez, no acabe de resolver sus problemas como creen. En ocasiones la solución es más sencilla, más accesible a nosotros…únicamente hay que saber escuchar y entender que es un trabajo interno que puede durar un poco más en algunos casos, pero a cambio empiezas a gozar de salud. Siento gratitud por dejar que la quiropráctica llegara a mi vida. Quería compartir mi experiencia con este testimonio que, sin duda, puede resultar muy familiar a otras personas que se hayan sentido igual que yo, o que actualmente estén sufriendo con los mismos síntomas. Y decirles que empiecen cuanto antes a practicar salud.”