La definición de salud con la cual crecimos la mayoría de nosotros, y con la que la mayoría de los practicantes de medicina todavía están de acuerdo, consiste en que “la salud es la ausencia de síntomas y enfermedades”. (1) Sin embargo, esta definición es deficiente si nos proponemos encontrar la verdadera salud.
Una manera de pensar más constructiva sería decir que el nivel de salud se determina a partir de “la capacidad que tiene el cuerpo para interpretar y adaptarse con exactitud a las tensiones provenientes del ambiente que nos rodea”. (2) En todo momento la inteligencia innata está coordinando un millar de procesos para poderse adaptar al medio ambiente y mantenerse en equilibrio.
Un buen ejemplo lo encontramos en la temperatura corporal. Normalmente la temperatura del cuerpo ronda los 36,7º tanto durante un caluroso día de verano como en una fría velada de invierno. (3) Para poder mantener el equilibrio, el sistema nervioso del cuerpo incrementará los mecanismos encargados de eliminar el calor (por ejemplo: el sudor) en verano, o de conservar el calor (por ejemplo: la sangre se desplaza más hacia la periferia) en invierno. Ésta es una respuesta normal del cuerpo.
Otro ejemplo lo encontramos en la respuesta del cuerpo cuando comemos azúcar. En el mismo instante que nuestra lengua toca el azúcar, diversos mensajes se disparan hacia el páncreas, a través del sistema nervioso, y éste empieza a segregar insulina al flujo sanguíneo para que el cuerpo pueda metabolizar correctamente el azúcar. Cuando este proceso falla (por ejemplo: cuando el páncreas segrega una insuficiente cantidad de insulina) la persona padece una forma de diabetes.
¿Estar sano significa encontrarse bien en todo momento?
Muchos de los procesos de adaptación que ocurren en el cuerpo no resultan cómodos en el momento, y puede ser una tentación tratar de bloquearlos, enmascararlos, para sentirse más cómodo. (4)
Sin embargo, al adoptar un estilo de vida quiropráctico, comenzará un viaje hacia la salud que requerirá que valore de nuevo lo que significa para usted estar sano así como su manera de reaccionar frente a cierto síntomas.
Por ejemplo, si comiera algo caducado, seguramente se despertaría al día siguiente con vómitos y diarrea. Tal vez entonces decidiera tomarse algún medicamento para frenar los vómitos y también quedarse en casa todo el día.
Pero, ¿está enfermo cuando su cuerpo se está adaptando incorrectamente, o se trata de una respuesta sana dadas las circunstancias?
Si nos basamos en nuestra nueva definición de salud, usted se encontraría en este caso PERFECTAMENTE SANO. Su cuerpo estaría demostrando estar en buena salud al reaccionar así a su entorno, eliminando las toxinas que ingirió la noche anterior. ¿No es mejor para su cuerpo deshacerse de tales toxinas?
Desgraciadamente hemos crecido creyendo que estar incómodo, como es el caso con muchos síntomas, es un efecto secundario típico de la enfermedad. Sin embargo, tanto la ciencia como los quiroprácticos sugieren no ser tan rápidos a la hora de juzgar los síntomas como buenos o malos. Se dan muchos efectos negativos al tratar de eliminar o enmascarar lo que podría constituir una respuesta de adaptación importante, como podremos comprobar a continuación.
Para acabar, la medida hasta la que la respuesta del cuerpo es sana es un producto de la capacidad de ésta a interpretar y luego responder correctamente a las tensiones del medio ambiente.
Como dijo el ganador del premio Nobel Hans Selye:
«El secreto de la salud y la felicidad se encuentra en la habilidad del cuerpo a adaptarse y cambiar en acorde a su medio ambiente. Muchas enfermedades comunes ocurren en la mayoría de los casos debido a errores de nuestra capacidad de adaptación. Muchos malestares nerviosos y emocionales, la presión sanguínea alta, úlceras, alergias, problemas cardiovasculares y desórdenes sexuales aparentan ser enfermedades de una mala adaptación.»
Fuentes: ¿Qué es la salud?
(1) St. Claire L, Watkins CJ, Billinghurst B. Differences in meanings of health: and exploratory study of general practitioners and their patients. Family Practice 1996; 13:511-6.
(2) Selye H. The Stress of Life – Revisited Edition. Mcgraw- Hill Book Co., New York. 1978.
(3) Mackowiak PA, Bartlett JG, Borden EC. Concepts of Fever: Recent Advances and Lingering Dogma. Clin Inf Dis 1997;25:119-38.
(4) Nesse RM, Williams GC. Why we get sick-The New Science of Darwinian Medicine. Random House, New York. 1995. pp 35-6